
Chile se ha hecho conocido en el mundo por masificar el acceso a la educación y a la vivienda antes que muchos otros países de América Latina. Los logros en cantidad, sin embargo, no van de la mano de la calidad. Las vulnerabilidades de la “primera generación” de jóvenes que accedieron masivamente a la educación superior son prueba de ello. Un número importante desertó, porque la plata no les alcanzó para pagarse los estudios.